Viajecito express a New York
Cuando mi mejor amiga me escribió una noche: “¿Viajecito a New York o miedo?”, pensé que se había vuelto loca, y tal vez un poco sí, pero por suerte compartimos la misma locura.
Sin planear mucho, viajé un fin de semana largo con la única consigna de compartir tiempo juntas.
Día 1: Long Beach
Llegué a Long Beach, NY, el viernes en la mañana y lo primero que hicimos fue cambiar un esmalte de uñas tenebroso que me habían puesto el día anterior. Entre chismes y risas nos fuimos poniendo al día.
Long Beach es una pequeña ciudad en Long Island, hermosa y tranquila, con playa y un malecón que te da vida. Curiosamente, era la primera vez que iba cerca del verano y pude comprobar que la gente se pone un poco loca.
Desayunamos en Laurel Diner, una cafetería típica estadounidense. Comí por primera vez (que recuerde) papas fritas de sweet potato (papa dulce o batata) bañadas en quesito y huevos fritos. Le doy 5 puntos porque estaba delicioso y tenía muchísima hambre. Esto suele pasarnos cuando estamos juntas: el tiempo vuela y nos saltamos las comidas, luego el dolor de garganta y el hambre nos indican que hemos estado hablando sin parar.
Caminamos por toda la ciudad; mi amiga me enseñó a montar bicicleta o, por lo menos, lo intentó. Hacía muchísimos años que no subía a una bicicleta y, por supuesto, me caí. También, por supuesto, había olvidado activar mi seguro de viaje; fue el momento perfecto para recordarlo.
En la tarde fuimos al malecón, apreciamos la vista del mar y grabamos nuestro primer reel juntas. Indudablemente, este es mi lugar favorito de Long Beach. Siento que la brisa y el sonido del mar te limpian el alma.
Finalizamos el día cenando en Speakeasy. Me pedí una margarita que no me gustó y no pude tomarla; creo que tenía pepino. Sin embargo, no la incluyeron en la cuenta, lo cual fue un buen detalle. De entrada, pedimos aguacate frito; sí, quedé anonadada. Eran lonjitas de aguacate apanado y, para mi sorpresa, estaban ricas. Mi plato fuerte fue un sándwich de carne, con papas fritas, naturalmente. La cena estuvo 4/5 y el servicio excelente
Comí, caminé y reí tanto que caí rendida tan pronto toqué la cama.
Día 2: New York City
El sábado fuimos a la ciudad. Aunque para este viaje no teníamos un itinerario definido, sí hicimos una lista de posibles sitios para visitar y mi primera búsqueda de "qué hacer en NYC en mayo" arrojó que había una exhibición temporal de Harry Potter en la ciudad. ¡OMG! Claramente tuve que incluirla y, claramente, mi amiga no tuvo opción de negarse (gracias, bebé).
De modo que nuestra primera parada en la ciudad fue Harry Potter: The Exhibition. Yo tenía preparado mi outfit con camiseta de Hogwarts y mis mocasines nuevos, que no iban para nada con el clima del día, pero una muggle tiene que hacer sacrificios. Obviamente, se nos estaba haciendo tarde y casi perdemos el tren, por lo cual tuve que correr bajo el sol inclemente con el outfit menos cómodo del mundo. Logramos subir en el último minuto.
Nuestra estación de llegada a la ciudad es Penn Station, y siempre que salgo de la estación me siento maravillada. Algunas personas me preguntan por qué me gusta tanto New York y no sé si tengo la respuesta. Creo que es porque crecí viendo películas y series de Hollywood y tengo muchas referencias de la ciudad, por lo tanto, siempre quise conocerla. A pesar de sus imperfecciones, cada vez que la visito, me gozo la experiencia.
La exhibición de Harry Potter fue todo lo que esperaba y más. Si eres un fan del mundo mágico, seguramente te emocionas cada vez que ves algo relacionado a Harry Potter. Sin duda, esta no fue la excepción. Desde el ingreso, cada detalle es mágico y emocionante. En la exhibición hay elementos de la escenografía y vestuarios usados en las películas de Harry Potter, las películas de Animales Fantásticos y la obra de teatro en Broadway.
Los espacios siguen, de cierta forma, la línea de tiempo y el desarrollo de la saga, pasando por escenarios y momentos icónicos. Al finalizar, encuentras una tienda donde venden mercancía oficial, en la cual no pude pasar mucho tiempo, cosa que agradece mi bolsillo. Aun así, no podía irme sin comprarme un nuevo pin para mi pequeña colección. Recomiendo 100% esta experiencia.
Este fue mi tercer viaje a New York y mi primera vez quedándome a dormir en la ciudad. Algunos hilos se movieron a nuestro favor y nos alojamos en un departamento en Chelsea. Llegar en metro fue realmente fácil y nuestra anfitriona nos facilitó muchas recomendaciones de la zona.
Dejamos nuestras cosas y salimos en búsqueda de comida. Primero hicimos una parada técnica por café porque mi amiga sí es colombiana de pura cepa. En Urbana Cafe & Gallery se pidió un latte cremoso (4/5) y un croissant de queso que estaba exquisito (5/5).
Caminamos por el Hudson Park, un lindo espacio lleno de personas felices aprovechando la llegada del verano. El sol brillaba en lo alto del cielo, como recalcando el fail de mi outfit. A pesar del hambre, hubo tiempo hasta para hacer una sesión de fotos. Disfruté muchísimo caminar, hablar y reír.
Llegamos a The Frying Pan, un barco abandonado que fue transformado en restaurante con una vista incomparable. Aunque es muy concurrido, fue fácil encontrar mesa ya que es grande y el pedido no tardó mucho. Yo ordené un steak neoyorquino con papas fritas (siempre) que estaba muy sabroso, (4/5). Mi amiga pidió tacos de carnitas que le parecieron buenos pero no extraordinarios, y le llegaron fríos, (3/5).
Después de hacer la primera comida del día, seguimos caminando hasta el ingreso norte del High Line Park e hicimos el recorrido hacia el otro extremo. El parque superó mis expectativas: unas vistas espectaculares, lleno de plantas que generan un contraste interesante con los edificios y muchos spots para sacarte fotos. Se respira mucha cultura y tranquilidad.
Hicimos otra parada técnica por más café en Daily Provisions. Pedí un té chai que confundieron en la orden y nos dio pena cambiarlo porque nos habían regalado unos rollitos de canela que estaban bastante dulces. Mi amiga calificó el café con 3/5.
Pudimos ver el atardecer durante el recorrido y volvimos al apartamento muertas de cansancio.
Día 3: Southampton
El domingo, por diferentes razones, decidimos hacer un viaje express a Southampton. Muy temprano tomamos el metro hasta Penn Station y de ahí tomamos el tren. El viaje estuvo relajado y aprovechamos para dormir un poco. Una vez llegamos a la estación final, confiamos a ciegas en Google Maps y empezamos a caminar con destino al centro.
En el camino, paramos en un lugar que no sabía que necesitaba conocer. Tate’s Bakery tiene el mejor té chai que he probado en mi vida y, ni hablar del croissant de mantequilla que comí, fui al cielo y volví. No probamos las galletas, que son su producto insignia. Aun así, todo lo que allí vendían se veía y olía divino. (5/5).
Lo que siguió de la mañana fue caminar y entrar a tiendas. Southampton es un pueblo encantador, con muchas tiendas clásicas y también artesanales, muy estadounidense y, como todo hay que decirlo, con un olor saludable a old money. La zona central se puede caminar agradablemente; fuimos hasta el Agawam Park donde había una pequeña feria. Pasamos un rato muy bonito a pesar de que fue un día nublado.
Southampton también es conocido por sus playas. No se puede llegar caminando y, como el sol no nos acompañó, decidimos no ir en esta oportunidad.
A la hora de almorzar, había muchos restaurantes al aire libre que ofrecían una gran variedad. Nosotras queríamos comer algo rápido y ligero porque nuestro plan era cenar en la ciudad. Por lo cual, fuimos a Sip n’ Soda, comimos hamburguesa con papas fritas y una ensalada griega porque hay que balancear. Los precios eran amigables y la comida de buen sabor, (4/5).
En la tarde regresamos a la ciudad, descansamos un rato en el apartamento y luego nos enfrentamos con la decepcionante noticia de encontrar la mayoría de restaurantes de la zona cerrados a las 9 pm. Después de dar un par de vueltas a la manzana dimos con un restaurante tailandés que nos salvó la vida. Pad Thai Noodle Lounge fue nuestro faro en una noche solitaria, en serio teníamos mucha hambre. Comí un arrocito Thai que me fascinó, yo soy fan del arroz así que (5/5).
Día 4: Chelsea
El lunes era festivo en US. Después de tantas caminatas, queríamos pasar un día más calmado, entonces decidimos estar en el vecindario. El día empezó con café y té acompañados de scones en Intelligentsia. El café es hermoso y agradable para charlar. Por primera vez en mi vida experimenté la alergia de primavera. Para los que no saben, en Colombia no tenemos estaciones, por lo que fue una sensación extraña para mí.
Después del café, pasamos por Sephora. Siendo una persona que se maquilla poco, debo admitir que es como entrar en un Disneyland paralelo. Me antojé de mil productos que ni siquiera sé cómo usar. No obstante, fui una adulta responsable y solo compré un lip gloss de Fenty, que me ha encantado.
Almorzamos en Dos Caminos, un restaurante mexicano muy lindo. No podía dejar de pedir una margarita de mango que estaba rica y suave. De entrada, comimos nachos; la carne estaba deliciosa. También comí Mole short ribs, 4/5.
Fue una tarde lluviosa. Decidimos caminar por el vecindario y fuimos al parque Little Island. Tiene una vista preciosa y un ambiente muy tranquilo. Regresando al apartamento, descubrimos el Starbucks Reserve Roastery. El olor a café era tan irresistible que hasta yo me antojé. De nuevo, ordené algo mal (por qué soy así 😅) y nos volvieron a regalar rollos de canela.
Es necesario mencionar que mis rollos de canela no tienen nada que envidiarle a los que he comido en US. Subimos la receta?.
Día 5: Regreso a casa
En la noche volvimos a Long Beach, extremadamente cansadas. El martes me levanté temprano a hacer mi maleta y al mediodía tuve el vuelo de regreso a mi hogar. No podía dejar de comerme una hamburguesa de Shake Shack que me encanta. Literalmente tuve que engullirla minutos antes de abordar y no me arrepiento.
Debo decir que este viaje corto fue una experiencia maravillosa. Me hizo ser muy consciente y agradecida de mi vida y de mis amigos. Soy fiel creyente de que la vida se encarga de mostrarte quiénes son las personas que deben estar. Definitivamente es un privilegio poder compartir tiempo de calidad con cada una de ellas.
No olvides suscribirte y seguirme en Instagram que subí varios vlogcitos de este viaje.
Es mi primera reseña, así que cuentame en los comentarios qué tal lo hice, recibo todo el feedback que me quieras dejar.
Gracias por leerme y no dejes de brillar 🌟💖.
Cindy P.
¡Lo que me reí con este blog! Estuvo muy espectacular todo lo que escribiste y la forma en que lo hiciste.
Yo le doy un 3/5 al sip n’ soda. Aunque muy agradecida con esos precios estando en Los Hamptons jajaja. Pero todo lo demás, muy de acuerdo contigo.