Enfrentando el mansplaining en el trabajo: Una guía rápida para mujeres
Puede que sea la primera vez que escuchas la palabra mansplaining o quizás estás familiarizada con el término, sin embargo te aseguro que alguna vez en la vida has sido afectada por este comportamiento, bien sea en una reunión familiar, compartiendo con amigos, en un salón de clases, en el trabajo, etc.
Como la información es poder, te voy a contar sobre una situación que viví en el trabajo y de paso vamos a revisar los aspectos principales del mansplaining y cómo podemos reaccionar la próxima vez que estemos expuestas a un episodio de estos.
Primero el chismecito
Hace un tiempo participé en un entrenamiento del trabajo, el entrenamiento estaba dirigido a los gerentes de proyecto de la empresa por lo tanto todos los participantes teníamos el mismo rol (dato de vital importancia).
En una de las actividades nos dividieron en grupos para hacer un ejercicio en el cual debíamos identificar y discutir sobre algunos elementos principales de los conceptos que estábamos revisando. Mi grupo estaba conformado por tres mujeres, un hombre y yo. Al hombre lo llamaremos Pepe.
Cuando empezamos el ejercicio Pepe nos explicaba la actividad y nos contaba cómo podíamos desarrollarla (normal). Sin embargo, a medida que avanzó el ejercicio empecé a notar que algunas de mis compañeras querían participar y dar su opinión pero Pepe las interrumpía constantemente.
Inicialmente le di el beneficio de la duda y pensé que tal vez Pepe tenía problemas con su conexión que le impedían escuchar. Pero cuando yo quise participar pasó exactamente lo mismo, Pepe también me interrumpió y continuó él desarrollando el ejercicio sin interesarse en escuchar lo que intentábamos decir. En medio de su monólogo Pepe dijo: “Es que yo soy profesor de este tema en la universidad” y con esa frase minimizó cualquier aporte que pudiéramos realizar.
Al momento de presentar el ejercicio a los demás, por supuesto que Pepe fue el vocero de nuestro grupo, finalizando su intervención cerró con broche de oro preguntando si alguna de “las niñas” quería añadir algo. En este punto yo me sentía muy molesta con la situación, así que el uso de “las niñas” me ofendió aún más, porque resulta Pepe que no somos “niñas”. Somos tus pares, compañeras de equipo, compartimos el mismo rol en la empresa y por supuesto que tenemos las mismas capacidades que tú.
En medio de mi frustración empecé a cuestionarme buscando entender qué había pasado. ¿Por qué permití que Pepe tomara el control del ejercicio cuando yo también tenía conocimiento y experiencia valiosa que podía compartir con el grupo y que seguramente mis otras compañeras también tenían? ¿Por qué permití que se perdiera la oportunidad de generar un intercambio provechoso para todos? ¿Por qué permití que Pepe arruinara mi ejercicio de aprendizaje? ¿Por qué no le puse un límite y me hice escuchar?.
Entonces me di cuenta que había sido víctima de un episodio de mansplaining.
Entendiendo el mansplaining
Mansplaining es un término ampliamente reconocido en la actualidad que se utiliza para referirse a las situaciones en las que un hombre (mayormente) nos brinda una explicación no solicitada sobre un tema, usando un tono condescendiente y asumiendo que no sabemos o no entendemos del mismo.
El origen de la palabra se atribuye en muchas fuentes a Rebecca Solnit quién en su ensayo y libro homónimo “Los hombres me explican cosas” cuenta su experiencia de cómo en una fiesta un hombre desconocido empezó a hablarle (sin escucharla) de un libro increíble que había leído, libro del cual ella era la autora. De hecho el hombre ni siquiera había leído el libro sino una reseña.
Dejando claro que el mansplaining no es exclusivo de hombres hacia mujeres, estadísticamente sí es un fenómeno normalizado que nos ha afectado principalmente a nosotras por años y no debemos ignorarlo ya que refuerza estereotipos de género.
Si de por sí puede resultar bastante molesto e insultante ser víctima de uno de estos episodios en nuestra vida cotidiana, en el ámbito profesional tiene connotaciones aún más graves ya que puede afectar negativamente nuestro desempeño causando que dudemos de nuestras capacidades y conocimientos, disminuye nuestra confianza y seguridad, podemos incluso perder oportunidades de crecimiento y/o aprendizaje y en últimas genera un mal ambiente laboral.
Reconociendo el mansplaining
Reconocer cuándo estás viviendo una situación de mansplaining es el primer paso.
Algunos signos comunes pueden ser interrupciones frecuentes, no te dejan hablar, ignoran tu conocimiento y experticia en un tema, te explican conceptos básicos que ya conoces, te explican cómo hacer una tarea que ya sabes hacer, te dicen cómo hacer tu trabajo (en el cual eres experta), descartan tus ideas y sugerencias, exhibición de autoridad injustificada, etc.
El siguiente diagrama es una versión adaptada que puedes usar como referencia para identificar situaciones de mansplaining. El diagrama original fue presentado por Kim Goodwin en un artículo de BBC para guiar de forma simple a las personas que se cuestionan si están ayudando genuinamente al otro o están siendo condescendientes.
Lo más importante es que confíes en ti y te escuches, evalúa si te estás sintiendo incómoda en la conversación y actúa acorde.
Enfrentando el mansplaining en el trabajo
Consideremos que idealmente el lugar de trabajo debe ser un espacio seguro, donde nos sintamos cómodas de expresar nuestras ideas y dudas sabiendo que vamos a ser escuchadas con respeto, para que se fomenten espacios de crecimiento y desarrollo.
El objetivo de esta historia es que aprendamos juntas por lo tanto estuve buscando estrategias que podamos aplicar la próxima vez que nos encontremos ante una situación de estas. La mayoría de recomendaciones enfatizan en la importancia de no ignorar o minimizar el episodio. Es decir, hay que hacer frente a la persona para poner el límite y hacer valer nuestra voz, no debemos ser pasivas.
La forma en la que enfrentamos la situación y ponemos esos límites dependerá del contexto y del nivel de confianza. En un contexto profesional tomemos en cuenta que lo recomendado es expresarnos con asertividad, respeto y firmeza. El mensaje puede ser tan directo como consideremos, siempre buscando que quede claro que merecemos ser escuchadas y que tenemos información valiosa para aportar.
Te comparto las recomendaciones clave:
Confianza. En nuestras capacidades y habilidades. Podemos decirle a la otra persona que tenemos experiencia y/o conocimiento en el tema. Ejemplo: “Gracias Pepe por tu aporte. De hecho en mi actual proyecto nos hemos enfrentado a este tipo de retos y los hemos manejado de la siguiente forma …”. “Gracias Pepe, conozco el tema que mencionas y ya está considerado, enfoquémonos en el siguiente punto”. “Gracias Pepe, yo me encargo de esto. Si necesito ayuda la pediré”.
Apoyo. Si identificamos que a una compañera le están haciendo mansplaining no dudemos en intervenir. Ejemplo: “Perdón Pepe, no escuché lo que María nos estaba comentando, por favor podemos dejarla terminar su punto?”. “Pepe, antes de seguir me gustaría escuchar qué opina María”.
Pregunta. Hacer preguntas relacionadas con el tema para dejar claro nuestro conocimiento del mismo, de esta forma queda en evidencia que la otra persona nos está subestimando.
Convicción. Reitero la importancia de creer en ti, en lo que haces y lo que sabes. Hay que interiorizar el valor que ofrecemos, de esta forma seremos capaces de defender nuestro derecho a participar y expresarnos con seguridad ante cualquier situación.
Colaboración. Identifiquemos a nuestros aliados en el trabajo, esas personas que escuchan, que apoyan, que reconocen nuestros logros. Estas personas nos van ayudar a reafirmar nuestra confianza en momentos difíciles.
Liderazgo. Si estás a cargo de un equipo y te das cuenta que alguien está haciendo mansplaining a sus compañeras asegúrate de intervenir. Busca un espacio privado y personal para hablar sobre cómo estos comportamientos afectan al resto del equipo.
Ser directas. Si el contexto lo permite podemos responder al mansplaining con sarcasmo, con humor o simplemente de forma cortante. Por ejemplo: “Pepe, estoy hablando en este momento”. “Pepe, tengo conocimiento para hablar de este tema”. O cómo dice Anna Pacheco en su libro <<Tío, cállate>> : “Espera, déjame meter esta conversación en la carpeta hombres blancos heterosexuales explicándome cosas. Ya puedes seguir”.
Honestidad. Si la persona que nos hace mansplaining es alguien cercano, generemos un espacio para hablar con claridad de cómo nos hace sentir con esos comportamientos y cómo puede evitarlos.
Coherencia. Seamos conscientes de nuestra comunicación en todo momento, aprendamos a escuchar a los demás, preguntemos directamente nuestras dudas, no demos explicaciones no solicitadas (revisa el diagrama de nuevo). No queremos estar del otro lado del problema.
Práctica. Aprovechemos cada momento que tengamos para poner en práctica estos consejos y poco a poco va a ser más fácil poner límites. La práctica hace al maestro y desafortunadamente oportunidades no nos van a faltar.
Cuéntame en los comentarios alguna experiencia de mansplaining que hayas tenido y si tienes otras recomendaciones que sumarías a la lista.
El año pasado hice un curso intensivo por 9 meses de “Quality Automation”, y en este curso (virtual) había un señor que siempre hacía esto. El sujeto tiene mucho conocimiento sobre el tema y siempre quería explicar (sin haber sido solicitado y especialmente a mujeres) algo sobre el tema del día. Cada que daba su explicación se notaba su esfuerzo en querer hacer sentir estúpida a la persona a la que le explicaba. En realidad me hacía sentir tan mal, que cuando veía que me tocaba con él (los grupos eran diferentes cada día) prefería ir a estudiar el tema en YouTube y salir de la clase.
Cabe resaltar que muchas personas se quejaron de la situación y nunca hicieron…